sexta-feira, 16 de março de 2012


La pródiga

Yo te escogí entre todas las mujeres 
para que repitieras
sobre la tierra
mi corazón que baila con espigas 
o lucha sin cuartel cuando hace falta.

Yo te pregunto, dónde está mi hijo?

No me esperaba en ti, reconociéndome,
y diciéndome: «Llámame para salir sobre la tierra
a continuar tus luchas y tus cantos»?

Devuélveme a mi hijo!

Lo has olvidado en las puertas
del placer, oh pródiga
enemiga,
has olvidado que viniste a esta cita,
la más profunda, aquella
en que los dos, unidos, seguiremos hablando
por tu boca, amor mío,
ay todo aquello
que no alcanzamos a decirnos?

Cuando yo te levanto en una ola 
de fuego y sangre, y se duplica 
la vida entre nosotros, 
acuérdate
que alguien nos llama
como nadie jamás nos ha llamado,
y que no respondemos
y nos quedamos solos y cobardes 
ante la vida que negamos.

Pródiga,
abre las puertas, 
y que en tu corazón 
el nudo ciego 
se desenlace y vuele 
con tu sangre y la mía 
por el mundo!

Pablo Neruda