segunda-feira, 26 de dezembro de 2011



NOCTURNO A LA LUNA

La luna, que brincó por la ventana, 
en el piso del cuarto se restira 
rebotando en el muro que la mira 
y, del rebote, la penumbra emana. 

Su luz, entre las sombras deshilvana 
un metálico brillo que delira, 
y el espejo sediento le suspira 
desde el rincón, como presencia humana. 

Perforada la sombra, se estremece, 
y el rayo de la luna me parece 
escalera pendiente de los cielos. 

Y asido a la visión que me rodea, 
el afán de mi alma se recrea 
al subir por el rayo sus anhelos. 

Elías Nandino