Soneto LXIV
De tanto amor mi vida se tiñó de violeta
y fui de rumbo en rumbo como las aves ciegas
hasta llegar a tu ventana, amiga mía:
tú sentiste un rumor de corazón quebrado
y allí de la tinieblas me levanté a tu pecho,
sin ser y sin saber fui a la torre del trigo,
surgí para vivir entre tus manos,
me levanté del mar a tu alegría.
Nadie puede contar lo que te debo, es lúcido
lo que te debo, amor, y es como una raíz
natal de Araucanía, lo que te debo, amada.
Es sin duda estrellado todo lo que te debo,
lo que te debo es como el pozo de una zona silvestre
en donde guardó el tiempo relámpagos errantes.
Pablo Neruda
Jacque
ResponderExcluirQue Pablo Naruda esteja sempre presente nas suas coletaneas literarias
com amizade e carinhod e Monica
Olá, querida
ResponderExcluirPelo visto os que amam têm o seu coração quebrado!!!
Bjm de paz
Bello poema de Neruda,siempre ofreces cosas hermosas en tus espacios,un abrazo.J.R.
ExcluirLindo!
ResponderExcluirBjs.
Jacque
ResponderExcluirque lindo jardim!
Demorei mas cheguei, voce me visitou em As cores que sou, e aqui fico a relaxar...
Amiga Jacque; me encantan las violetas, su delicada flor y su perfume, son exquisitos.
ResponderExcluirUn abrazo por compartir. Jecego.
Oi Jacque!
ResponderExcluirsdsss de ti
passando pra te desejar um lindo fim de semana!
abraços!!!
Hermoso blog, me gusta mucho, te felicito!
ResponderExcluir